Floriano Martins y la incandescencia del ser
Rolando Toro
El
nombre de Floriano Martins ocupa un espacio privilegiado dentro
de las letras latinoamericanas, tanto por su obra poética,
cuanto por su profundo saber como ensayista, crítico e
historiador de la literatura contemporánea.
Alma en Llamas
(1998) es un conjunto de poemas sobre la condición humana y el
destino.
Floriano Martins comunica en sus poemas la trayectoria
existencial en medio de la “suntuosa paradoja” de vivir en la
ambiguedad de los hechos cotidianos y la exactitud del infierno;
un avanzar por esa nebulosa de posibilidades entre las tinieblas
y el éxtasis.
Sus poemas constituyen una extraordinaria aventura, en torno al
misterio del ser.
En medio del laberinto encuentra los carbvones aún ardientes de
un mítico sacrificio del comienzo del mundo.
La metáfora de “Los carbones de Goya” aluden ao proceso creador:
es necesario pasar por el fuego para volver, teñido de negro, al
esplendor de la vida.
El hombre se
Alimenta de los lazos fatales de sus delirios,
¡Oh viajero de las llamas eternas! Por entre
las vértebras agitadas de la noche, un hombre
sigue los pasos de su propia sombra.
Un hombre y su copa de intemperies.
El lenguaje de Floriano Martins, tanto en sus obras anteriores
como Tumultúmulos, Cinzas do Sol, como en Alma
en Llamas, pone en relieve las dimensiones caóticas y
míticas de la existencia. Sus poemas son una permanente
“creación actual” en el sentido de Alfredo Auersperg; ahonda en
el tumulto, en la complejidad, en el caos creador.
Su proyecto poético es subversivo, ajeno a los valores
convencionales, al formalismo y a la “poesía concreta”.
Floriano Martins entra con determinación en las tinieblas del
alma, sin eludir el éxtasis de vivir y la devoción por lo
sagrado.
La experiencia del infierno genera la intuición del paraíso.
Preciso recordar aquí a Rainer Maria Rilke en unos versos de
Los sonetos de Orfeo:
Sólo el que alzó la lira
También en las tinieblas
Podrá decir, presintiendo,
La infinita alabanza.
La poesía de Floriano Martins entra en la complejidad del hombre
contemporáneo que ya no se engaña en jardines de ilusión; así
descubre las rosas del vacío y la belleza de las tempestades;
así su lenguaje alcanza un sentido épico-ontológico, la
incandescencia del ser.
Martins invoca al destino de vivir com las obsesiones y
tentaciones infernales, com hambre de infinito.
El relámpago abre su puerta, invade el ciego
Destino que irradia el hombre sumergido
En su dolor. Se desintegra el tiempo. La tierra
Es removida de cada cuerpo. Todo es propicio
A un hambre de huesos. El hombre apenas cae.
Las mareas subterráneas del viaje interior, arrastran al poeta
hasta los arrecifes donde todo es posible: el vacío y el
éxtasis, un acontecimiento sin redención y pleno de lucidez.
Al conjugar las metáforas del cielo y el infierno, crea el
sentido de una ética y de una estética nuevas ajenas a los
dioses y poderosa en el acto de devoción.
Después de Blake y Rimbaud, surge ahora el Alma en Llamas,
el lenguaje que para vivir debe consumir su cuerpo, un lenguaje
desvastador que, en su furia poética escribe sobre las cenizas
ardientes del cuerpo su carta de amor. |