Fernando Pessoa


El Kiosco

Traducción de Fogwill - (Argentina) - E-mail: gilwolf@satlink.com
No soy nada Nunca seré nada Pero no puedo querer ser nada y al mismo tiempo llevar en mí todos los sueños del mundo Ventanas de mi pieza De mi pieza, de la de uno de los millones del mundo que nadie sabe quién es (Y si supiesen quién es: ¿que sabrían?) Mirás el misterio de una calle constantemente cruzada por gente Hacia una calle inaccesible a todo pensamiento Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta Con el misterio de las cosas bajo las piedras y los seres Con la muerte por humedad den las paredes y por cabellos blancos en los hombres Con el destino de llevar la carroza del todo por la calle de nada de nada Estoy vencido hoy como si supiera la verdad Estoy lúcido, como si me estuviera por morir y no tuviese mas hermandad con las cosas que una despedida, volviéndose esta casa, a este lado de la calle una hilera de vagones de tren y una señal de partida pitando desde adentro de mi cabeza y una descarga de mis nervios y un crujido de huesos en la marcha Ahora estoy perplejo como el que pensó, descubrió y después olvidó Ahora estoy dividido entre la lealtad que debo a la tabaquería del otro lado de la calle, como una cosa real por fuera y la sensación de que todo es sueño como una cosa real por dentro Fallé en todo Pero como no tenía ningún propósito, l tal vez todo era nada Lo que me enseñaron lo deje salir por la ventana del fondo de mi casa Fui al campo con grandes propósitos Pero allí encontré solo hierbas y arboles Y donde había gente, era gente igual a la otra Salgo de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué voy a pensar? ¿Qué puedo saber sobre lo que seré si no se lo que soy? ¿Ser lo que pienso? ¡Si pienso cada cosa! Y hay tantos que piensan cosas como yo que es imposible que haya tantos ¿Genio? En este momento cien mil cerebros se están imaginando genios como yo Y, ¿quién sabe? la historia no elegirá a ninguno ni registrará noticias de tantas conquistas futuras No: no creo en mí En todos todo s lo manicomios hay tantos locos llenos de certezas... y yo que no tengo ninguna certeza: ¿seré mas loco o menos loco? No: ni en mí ¿En cuantas buhardillas y no buhardillas del mundo habrá en este momento genios-para-sí-mismos soñando? ¿Cuantas aspiraciones altas y nobles y lúcidas - si, verdaderamente altas y nobles y lúcidas- (y quien sabe, hasta realizables) jamas verán la luz del sol ni llegarán a oídos de la gente? El mundo es para los que nacen para conquistarlo No para los que sueñan que pueden conquistarlo, aunque tengan razón Yo llevo soñado mas de lo que hizo Napoleón Apreté en mi pecho mas humanidad que Cristo En secreto, construí sistemas filosóficos que ningún Kant escribió y soy, y tal vez siga siempre siendo, el de la piecita Aunque no viva mas en ella Seré siempre el que no nació para eso Seré siempre el que tenía condiciones Seré siempre que el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una pared sin puerta El que alzó su canto al infinito desde un gallinero El que escuchó la voz de dios desde el fondo de un pozo tapado ¿Creer en mí? No: ni en nada Que vuelque la naturaleza sobre mi cabeza ardiente Su sol, su lluvia y que el viento revuelva mi pelos Y el resto que venga si tiene que venir y si no tiene que venir, que no venga Esclavos cardiacos de las estrellas Conquistamos el mundo antes de levantarnos Nos despertamos y es opaco Nos levantamos y es ajeno Salimos de la casa y es la tierra entera Mas el sistema solar, la vía láctea y lo indefinido (Comé chocolate nena! Comé chocolate! Mirá que en el mundo no hay metafísica sino chocolate! Mirá que todas las religiones no enseñan mas que una confitería! Comé pequeña sucia, comé! Ay si pudiera comer chocolate con la misma verdad con que vos los comés! Pero yo pienso, y cuando abror el papel de plata es una hoja de estaño Entonces tiro todo al piso como tiré mi vida.) Pero al menos me queda la amargura de lo que nunca seré La caligrafía rápida de estos versos, Galería abierta a lo Imnposible Por lo menos me consagro a mi mismo un desprecio sin lagrimas Noble al menos por el gesto con el que envuelvo la ropa sucia que yo soy Y para que siga el mundo me quedo en casa sin camisa (Tú que consuelas, tú que no existes y que por eso consuelas O diosa griega concebida como estatua viviente O patricia romana, imposiblemente noble y nefasta O princesa de trovadores, gentilisma y colorida O marquesa del siglo dieciocho, descotada y esbelta O cocote célebre del tiempo de nuestros padres O no se qué moderno -no entiendo bien qué- Todo eso, sea lo que sea que fuese si puede inspirar que inspire Mi corazón es un balde vacío Como los que invocan a los espíritus invocan a los espíritus Yo me invoco a mi mismo y no encuentro nada Llego a la ventana y veo la calle con una nitidez absoluta Veo los negocios, veo los paseos, veo los carros que pasan Veo entes vivos vestidos que se cruzan Veo los perros que también existen Y todo eso me pesa como una condena a la degradación Y todo eso es extranjero para mí, como todo) Viví, estudié, ame y hasta creí Y hoy no hay mendigo al que no envidie por el solo hecho de no ser yo Le miro a cada uno sus andrajos, sus llagas y su mentira Y pienso: tal vez nunca viviste, ni estudiaste, ni amaste ni creíste Tal vez apenas existís, como la cola de un lagarto que si la cortan se sigue sacudiendo como si fuese un lagarto Hice de mí lo que no supe Y lo que pude haber hecho de mi, no lo hice El disfraz que vestí estaba equivocado Me identificaron como lo que no era, no lo desmentí y me perdí Cuando quise sacarme la careta la tenía pegada a la cara Y cuando la arranqué, y me miré al espejo y había envejecido Estaba borracho y no sabía vestir el disfraz que todavía llevaba Dejé afuera la máscara y me dormí en el ropero Como un perro tolerado por la gerencia porque es inofensivo Pero voy a escribir esta historia para probar que soy sublime Esencia musical de mis versos inútiles Como hacer para volverla algo que yo hiciese En vez de seguir siempre enfrente de la tabaquería de enfrente Calzando en los pies la conciencia de estar existiendo Como el felpudo con que tropieza algún borracho O como ese trapo que robaron los gitanos y que no valía nada Pero el dueño de la tabaquería llegó a la puerta y se quedó en la puerta Lo miro con incomodidad en mi cabeza por la mala postura Y con incomodidad en el alma por la mala interpretación El morirá y yo moriré El dejara su cartelito, yo dejaré mis versos A cierta altura morirá el cartelito y morirán los versos Después de cierta altura morirán la calle donde estuvo el cartelito y la lengua en que fueron escritos los versos Morirá después el planeta girante donde todo eso ocurrió Y en otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente Seguirá haciendo cosas como versos y viviendo debajo de cosas como cartelitos Siempre una cosa frente a la otra Siempre una cosa tan inútil como la otra Siempre lo imposible tan estúpido como lo real Siempre el misterio del fondo, tan real como el sueño del misterio de las superficies Siempre esto o tal otra cosa o ni una cosa ni la otra Pero un hombre entra en la tabaquería (¿para comprar tabaco?) Y la realidad plausible cae de repente sobre mi Me paro enérgico, convencido y humano Y voy a tratar de escribir estos versos en los que digo lo contrario Prendo un cigarrillo al pensar escribirlos Y saboreo en el cigarrillo la liberación de todo pensamiento Sigo el humo como un camino inexorable Y gozo, en un momento sensitivo y eficaz por librarme de toda especulación Y por la certeza de que la metafísica es una consecuencia de la descompostura Después me echo hacia atrás en esta silla Y sigo fumando Y mientas el destino m lo permita, seguiré fumando (Si me casara con la hija de mi lavandera, tal vez sería feliz) Al darme cuenta, me levanto de la silla y voy a la ventana El hombre salió de la tabaquería (¿Guardando el vuelto en el bolsillo del pantalón?) Ah... conozco, es el Esteves: sin metafísica El dueño de la tabaquería llegó a la puerta Como por un instinto divino, el Esteves se dio vuelta y me vio Hizo un ademan de saludarme y entonces le grité ¡AAAADIOS ESTEEEEVES! Y el universo se me reconstruyó sin ideal y sin esperanzas y el dueño de la tabaquería sonrió.
  • Poema em português
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