Quiero acariciar tu cuerpo
como prestándote un tributo de pasión.
Y con mis manos, como en un ritual,
recorrer todos tus caminos.
De ellos extraer la llama de la combustión
y olerla entera,
en el ardor olfatear tu alma hembra.
Besarla voluptuosamente y con mis labios
sorber el sudor enloquecido de tus poros.
Quiero, entonces, cuerpos unidos,
bailar al sonido de tus lamentos y susurros
la eterna y alucinante danza del amor.
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